19 de mayo de 2014

¡Me duele la espalda!

Photo credit: Guillermo Salinas / Foter / Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.0 Generic (CC BY-NC-ND 2.0)


El dolor de espalda es algo tan frecuente hoy en día que es raro encontrar a alguien que en algún momento de su vida no lo haya sufrido. Bien sea de forma aguda, ese "quedarse enganchado" que sucede sobre todo en la zona lumbar, o de forma insidiosa de aparición y progreso lento, un pequeño malestar, el tener cierta parte "cargada", que sin llegar a ser dolor se va asentando en nosotros y con el que aprendemos a "convivir", achacándolo al estrés, al exceso de trabajo, a las malas posturas o simplemente como parte del hecho natural de "hacerse mayor".

La razón de que sea algo tan frecuente es que nuestra columna vertebral soporta un gran trabajo en nuestro día a día. Pensemos en las columnas de los edificios: son los pilares gracias a los cuales éstos se mantienen en pie. Pues nuestra columna vertebral funciona de forma parecida, con el extra añadido de permitirnos una gran movilidad, movilidad que adquirimos cuando evolutivamente pasamos a ser seres erguidos, pero a expensas de que la gravedad y otros factores nos pasaran factura.


Una columna sana es un diseño perfecto, en el que cada una de las partes que la componen funciona como un engranaje exquisitamente preparado para la función que realiza. Así, la columna lumbar nos proporciona un gran soporte de carga con un grado algo limitado de movilidad (estando muy relacionada con las vísceras y órganos del abdomen), la columna dorsal forma parte del sistema de protección de nuestros órganos vitales (corazón y pulmón principalmente) con una movilidad relativa, y la columna cervical, siendo la parte con mayor movilidad, también tiene su parte de soporte al aguantar el peso de nuestra cabeza. Y todo ésto, apoyado por un fuerte sistema muscular y ligamentario. Todo ello dirigido, no sólo a proporcionarnos esta movilidad, sino también a proteger algo tan vital como es nuestra médula espinal, de la que salen gran parte de los nervios que se distribuyen por todo el cuerpo.


Con todo este trabajo que hacer, no es de extrañar que nuestra columna se queje de vez en cuando, y que otras veces se ponga directamente en huelga cuando le exigimos demasiado. El dolor de espalda se ha convertido en uno de los principales motivos de baja laboral, y constituye un gran porcentaje de los casos que vienen a la consulta. Para solucionarlo, y sobre todo para evitar en lo posible que vuelva a aparecer, es muy importante hacer un buen estudio del posible origen primario, analizando no sólo el cuerpo del paciente en el momento en que acude a la consulta, sino su estilo de vida y sus hábitos. Es sorprendente la cantidad de casos en los que el dolor de espalda no es más que el síntoma visible de otros problemas que permanecen ocultos o latentes.


Como siempre digo, ponerse en manos de un buen profesional que te trate globalmente es fundamental. Porque cuando vamos a una consulta de este tipo no somos un "lumbago", una "ciática" o un "esguince cervical". Somos una persona completa en la que cada parte está íntimamente relacionada con el resto, y así debemos exigir ser tratados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario